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viernes, 4 de diciembre de 2015

El Paraguay

El pequeño país sobreviviente

El Palacio de López en Asunción.


Siempre tuve el interés de conocer este pequeño país de Sudamérica, la tierra de Roa Bastos, del Pájaro Choui, de los Solano López, de Saturnino Cardozo y de Jose Luis Chilavert. Su historia me parece de lo más conmovedora, llena de dictaduras y conflictos bélicos, fue la primera nación progresista de América Latina y como consecuencia de ello fue arrasada durante la Guerra de la Triple Alianza por Brasil, Argentina y el Uruguay instigados por Inglaterra. Es un país oficialmente bilingüe (la mayor parte de sus casi 8 millones de habitantes hablan tanto el Guaraní como el castellano).

De Puerto Iguazú (Argentina) tomamos un bus que nos llevó a la Ciudad del Este (Paraguay) pasando por territorio de Foz de Iguaçu (Brasil). El bus era pequeño y atestado de gente, que iba en su mayoría para hacer compras al Paraguay (a quien se acusa de ser el reino del contrabando en Sudamérica), paró en la aduana de Argentina, pero no en la brasileña ni en la paraguaya y nos llevó directo a la estación de autobuses de la ciudad del este, donde el cajero no quería dispensarnos moneda paraguaya.

Teníamos muy pocos guaraníes y teníamos dos opciones; ir hasta Encarnación y visitar las Misiones Jesuíticas o irnos directo a Asunción. Al final del cálculo nos decidimos ir hasta la capital y rogar por encontrar un banco que pudiera aceptar nuestra tarjeta. Regateamos los pasajes y nos embarcamos en un viaje que tardó 8 horas en cubrir la distancia de 324km entre estas dos ciudades.

Llegamos a Asunción de noche, y me di cuenta que la ciudad se extendía por barrios y más barrios bajos que parecían no terminar nunca en la húmeda noche paraguaya. Al final llegamos a la terminal y encontramos el dichoso cajero de Banco Continental (una especie de filial del BBVA) que además expende dólares. Así pudimos salir y rentar una habitación de hotel justo enfrente de la terminal. Un hotel con decoración pasada de moda, que evidentemente había tenido tiempos mejores.

Al día siguiente salimos a conocer la ciudad, tomamos el colectivo y nos fuimos al centro histórico que está bastante lejos de la terminal de autobús. Hay mucho para ver, Asunción parece atrapada en el tiempo, su arquitectura, su infraestructura indican que el renuevo no es lo de acá. Me paro en un callejón a comprar una torta que un Sr prepara mientras escucha en la radio a José Luis Perales, me hizo volar a la infancia. Fuimos a la Plaza Uruguaya, y a la Estación vieja del tren (Paraguay fue el primer país en América Latina que tuvo tren), luego caminamos por el centro hasta el Mercadito de la calle Hernandarías, pasando por la Plaza de los Héroes.

Ahí estábamos cuando se vino encima una lluvia torrencial que desde temprano amenazaba. Ya la lluvia no nos dejó visitar mucho, pero alcanzamos a ir al Museo Nacional de Bellas Artes en su recién inaugurada sede, es un museo modesto creado a partir de una colección privada, nos atendió un señor muy amable que vino a comprobarnos de nuevo que lo mejor de cada país es su gente. Estuve a punto de verme con una conocida de facebook pero nos falló el timing y no pudimos encontrarnos.
En la noche tomamos un autobús que conecta con Santa Cruz de la Sierra (Bolivia). Cuando llego a preguntarle al tipo de la taquilla - ¿Cuál es el mejor autobús? – Se rió y me dijo aún con la sonrisa, todos son malos, porque la carretera es malísima y la empresa no se arriesga a meter autobuses buenos.

De Asunción a Santa Cruz

Como a las 9:00pm abordamos un autobús destartalado, con un baño que no funcionaba y al salir ya olía a orines, en la bodega las maletas y enormes paquetes de mercaderías apenas caben. Comenzamos a andar de noche y a eso de las 3:00am, paramos en la aduana de Mariscal Estigarribia, la cual no está en la frontera sino a 247km de esta. Mariscal Estigarribia (llamada así en honor al Héroe Paraguayo de la Guerra del Chaco) es un poblado de unas cuantas casuchas, calles polvorientas y con alguno que otro arbusto espinoso. Nos revisaron los pasaportes a todos, casi todo mundo boliviano y paraguayo a excepción de 3 chavales argentinos y nosotros mexicanos. Nosotros fuimos los últimos en pasar, a propósito desde luego.

El oficial de aduana, nos dijo que no teníamos sello de entrada y que eso implicaba una multa de 52dls por persona (208dls en total) o teníamos la opción de regresar a puerto Iguazú y pedir que nos sellaran de entrada. Le explicamos que el del autobús no paró, que esto que lo otro, pero nada sirvió…         …el autobús de vuelta a Asunción pasaría aproximadamente a las 11pm. Hicimos cálculos y vimos que era mucho más caro ir a puerto Iguazú y volver, al final decidimos negociar y le dimos solo 100dls. Nos selló el pasaporte y se comportó como si nos hubiera hecho un favor, sabemos bien que ese dinero no paró en las arcas del estado Paraguayo.

Seguimos andando por una carretera llena de cráteres y amaneció en el Chaco, escenario de una sangrienta guerra fratricida, el paisaje es sobrecogedor y pensar que algunos pueblos indígenas aún deambulan por estas yermas tierras.

En la aduana de Villazón (Bolivia) el militar se quiso comportar un poco suspicaz al principio y amenazó con no sellarnos (por ser mexicanos), pero acabó haciéndolo sin muchos aspavientos. Cambiamos algunos dólares por pesos bolivianos y seguimos en el autobús, ya por la tarde uno de los choferes (un hombre bastante mayor y delgado) se enfermó y tuvimos que parar en un pueblito boliviano (cuyo nombre nunca supe) y al final se lo llevó una ambulancia a otro lugar y nosotros seguimos nuestra marcha.

Una mujer boliviana que iba sentada cerca de nosotros nos iba contando historias de su vida y como ella viajaba con cierta constancia al Paraguay a traer mercaderías, nos insistía en que debíamos llegar temprano para alcanzar el último bus a Cochabamba. Cuando llegamos, ella corrió a alcanzar el bus, pero como estaba atestado arriba, se metió en la bodega y nos invitaba a meternos, desde luego que no aceptamos.

Nos metimos al primer hotel barato que encontramos. Este épico viaje de 1254km duró nada más que 28hrs.


Hotel frente a la central de autobuses


Lomitos

Las tres gracias en la plaza de Uruguay









El hijo del colonizador vino a ver...    ...y todavía le hacen una placa...





Movimientos Marxistas del Paraguay


Al fondo el rio Paraguay









El amable recepcionista del Museo Nacional de Bellas Artes

Museo Nacional de Bellas Artes



Estigarribia de Noche

Carreteras del Chaco



Aduana de Bolivia

Pueblito donde se atendió el Chofer


Y se nos hizo de noche esperando la ambulancia



lunes, 5 de octubre de 2015

Iguazú: el poder de la naturaleza en manifiesto

Cataratas del Iguazú en Perspectiva

Después de viajar toda la noche llegamos a Puerto Iguazú, y como llegamos cansados y atolondrados olvidé mi cámara dentro del autobús. Estaba lavándome los dientes en el baño de la terminal cuando me di cuenta que me faltaba, encargué las maletas, pregunté en las oficinas de la empresa (Tigre Iguazú) y me dijeron que alcanzara el autobús que iba rumbo a los talleres. Salí corriendo como un loco y contraté al primer taxi, ahí inicié una correría al estilo de la Jason Bourne, finalmente pude entrar a los talleres casi al mismo tiempo que el autobús, sin titubeos el chofer me entregó la cámara, sentí un alivio enorme.

Pues bien, por fin conoceré las cataratas del Iguazú, ya una vez estuve cerca cuando estuve en Paraná Brasil hace 5 años, infelizmente no pude venir. Esta vez no podría dejarlo escapar. Este pueblo sentado a las orillas del rio Paraná y del Iguazú, es de un clima tropical y más que argentino parece brasileño, vive alrededor del turismo sobre las cataratas y paseos en las “3 fronteras”. Aquí coinciden los países de Argentina, Brasil y Paraguay, se habla el español el portugués y el guaraní. Frente a la oficina de turismo hay una estatua de Luis Honorio Rolon, un médico que fue amigo y defensor de los guaraníes y que se perdió en la selva en una expedición científica o buscando la “tierra sin mal”.
Aquí todo mundo te ofrece un tour a las cataratas, del lado argentino y del lado brasileño, todo mundo te dice que debes de visitar ambos lados y que puedes ir a Ciudad del este a comprar cosas baratas o a un zoológico que está en Foz de Iguaçu. Después de pensarlo un poco y evaluando el presupuesto decidimos ir al lado argentino y creo que elegimos bien. Para ir al Parque Nacional de Iguazú se toma un autobús en la terminal, cuesta $100 (arg.) ida y vuelta (aunque está solo a 17 km). Sale muy temprano desde las 6:30am y salen cada media hora y el último de vuelta es más o menos cuando cierra el parque poquito después. La entrada al parque es desde luego carísima para los extranjeros y si se sella el boleto de entrada le cobran la mitad al día siguiente.

Ya dentro del parque hay varias rutas, o pasarelas para ver las cascadas, una cosa imperdible es visitar la “garganta del diablo” que es el ángulo de las cascadas, ver caer ese volumen de agua es sobrecogedor y las palabras no alcanzan a describirlo, luego ver los vencejos enormes salir coordinados y arremolinarse al unísono y volver a posarse en las paredes de la caída es una espectáculo delicado e impresionante. Hay un montón de recorridos por hacer, se puede ver mucha fauna y verla desde todos los ángulos, es imperdible también ver las cataratas desde la isla San Martín.


Pero no les cuento más, mejor miren las fotos y los videos que les dejo, aunque no es lo mismo verlo en imagen que sentirlo.




Puesta de sol en el Paraná

Barquita entre las 3 fronteras

Las 3 Fronteras; Al frente Paraguay, a la derecha Brasil y en la tierra que pisaba Argentina

Hito de las 3 fronteras

Garganta del diablo

Desde la garganta del Diablo

Toda el agua del mundo

vencejos (Streptoprocne zonaris)



Chara (Cyanocorax chrysops)

Cuco ardilla (Piaya cayana)

Mono capuchino





Así se ven las cataratas desde la Isla san martín

Pasando de vuelta de la Isla San Martín



Cyanocorax chrysops

Coaties que me miran con curiosidad


Campephilus melanoleucus

Agutí en la trilla del sendero Macuco