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Plaza de la Independencia de Quito |
Quito
Llegamos a la capital ecuatoriana muy
temprano, el aire andino frío y húmedo nos recibió, la terminal moderna y cómoda
nos acogió un buen rato en lo que rayaba la aurora. Esperamos a que amaneciera bien
para decidirnos a salir y para matar el tiempo degustamos un café y revisamos
los mapas disponibles. Tomamos el sistema metro, que demás esta decirlo es muy
moderno y después de una hora estabamos en el centro de la ciudad. Apenas
despertaba Quito, nos bajamos muy cerca de la Plaza del Teatro en la calle de Juan
José Flores donde se congregaban algunas prostitutas y travestis trasnochados
que buscaban refugio ante los rayos del sol. Encontramos un hostal barato y
relativamente limpio por solo 12 dolares la noche (aquí la moneda oficial es el
dólar americano).
Después de dejar las maletas nos dirigimos
a comer algo, por un dólar y medio comimos unos huevos cocidos en una salsa de
tomate más una tortita de carne y un café o un jugo de alguna fruta tropical.
Una vez con los estómagos bien contentos, seguimos a la plaza grade o Plaza de
la Independencia, una plaza antiquísima del 1600, adornada con framboyanes,
jacarandas y otras especies de árboles hermosos. Investigamos donde se podría hacer un
madonnari, preguntando se llegamos a la informacion de que hay quej ibtener
un permiso para poder pintar los domingos
en la avenida García Moreno aledaña a la plaza de armas y que los fines de
semana se convierte en una peatonal. Desde ahí se pueden obtener buenos
ingresos si se es artista callejero o artesano, me contaba Lautaro, un amigo
artista argentino que anduvo haciendo madonnari aquí algún tiempo atrás.
Sigo caminando y en una de las calles me
encuentro un anuncio que dice aquí
Manuela Sáenz saludó al libertador Simon Bolivar con una corona de laureles, otra
de las heroínas reconocidas por la historia. Las calles de Quito suben y bajan robándoles
el aliento a las multitudes, están atestadas de turistas buscando la
excentricidad de las culturas andinas, de mestizos e indígenas de muchos
orígenes. En el camino visitamos el museo del Centro Cultural Metropolitano
donde se exponen piezas de arte y se explica la historia local. Seguimos andando
hasta el puente de La Ronda, una parte elevada de la ciudad donde además
nuevamente se congregan las prostitutas aunque eso sí en un plan bastante
discreto. Desde aquí la ciudad se contempla como un mar de tejas rojizas
empotradas sobre viejas casas de adobe y sillar. Este barrio de La Ronda, es un
barrio muy antiguo que fue remodelado recientemente y les ha quedado de maravilla,
al grado que hoy es un ícono de la ciudad.
Una de las caracteristicas de Quito es que
se encuentra a gran altitud (2500 msnm) y en una parte la cordillera andina que ha dado lugar a una
biodiversidad increible. La ciudad cuenta con varios parques entre ellos el Parque Itchimbía el cual no
podíamos dejar de visitar, como el centro de la ciudad se encuentra en el valle
y los parques en la psrte alta, hay que hacer uso de la buena condición física
y poner a prueba los pulmones. En este parque se pueden observar algunas
especies nativas y endémicas de colibríes, entre ellos el Colibrí colilargo
mayor (Lesbia victoriae) una especie de una cola larguísima que hipnotiza al
momento de volar y desplazarse entre los arbustos en flor, un #lifer# como le
llaman los gringos. Ahí pasamos casi todo el dia, mucha de la gente local se
congrega a disfrutar de esfe espacio natural que embeleza los sentidos, dese
aquí Quito es otro.
Al día siguiente debíamos cambiar de
hospedaje, asi que nos fuimos a casa de Alberto Castro, un chico que conocimos por
medio del couchsurfing y que amablmente accedió a hospedarnos un par de noches,
tomamos el metro y nos bajamos en la ultima estación, ese sistema de transporte
es bastante eficiente y económico, por lo que a veces se satura y hace que los
trayectos largos sean bastante cansados. Alberto vive en la parte alta de uno
edificio, en una zona muy atractiva de la ciudad conocida como “La Carolina” con
muchos negocios y vida nocturna, también muy cerca está el parque Metropolitano,
al que desde luego fuimos a visitar a pesar de la llovizna que se cernía desde
muy temprano sobre la ciudad, acá es invierno, pero a pesar de la altitud y la
llovizna, la temperatura es agradable. En el parque pasamos todo el día, igual
observando algo de fauna, una cosa que no me gustó del todo es la gran
presencia de árboles introducidos principalmente eucaliptos y la poca presencia
de flora local. Por la tarde al regresar, llegamos al Parque La Carolina, donde
algunos reaccionarios se manifestaban en contra del gobierno de Correa.
MINDO
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Mindo al alba |
Por
la tarde volvimos a casa de Alberto y luego decidimos ir a Mindo, un lugar que
se denomina como La Capital de las Aves,
para ello fuimos a la terminal nueva, tuvimos que cruzar toda la ciudad en
metro, lo cual nos demoró más de una hora y todo para enterarnos que se podía
ir desee la terminal antigua que quedaba mas cerca de donde empezamos el
recorrido. El bus salió algo tarde y legar a Mindo es algo complicado, la
carretera es sinuosa, aunque los paisajes son sobrecogedores, con una vegetación
de bosque de niebla exhuberante que parece no rejar espacio para una planta
más, finalmente nos tomó la noche en la carretera, y los choferes tan
preocupados por no se qué, olvidaron ee avisarnos que debían bajarnos en el
cruce a Mindo, así que nos llevaron a dos o tres pueblos más adelante, de ahí
tuvimos que tomar un bus de vuelta y luego un taxi que nos llevara hasta el
objetivo previsto, serían inos 10 dls extra.
Apenas llegar a Mindo y ya se siente la abundancia
de vida, a pesar de ser de noche, la vegetación goteando la humedad condensada
y los cantos de ranas y grillos nos lo confirmaban. Nos quedamos en el hostal Colibrí que está casi entrando el
pueblo, es pequeño, rustico y cómodo, salimos a comprar algunas cosas para
cocinar ya desde entonces tenía muy buena pinta el lugar. Por la mañana coros
de decenas de especies de aves nos daban el saludo al día, salimos a andar y
entonces vimos un anuncio de la Casa de
los Colibries donde se cobran 3 dls la entrada, dinero muy bien invertido,
el propietario, de nombre Juan, se ha dedicado a alimentar a las aves por
lustros y hoy su jardín es un santuario visitado por alrededor de 20 especies
de colibirí, tucanes, momotos, tángaras y algunss otras. Ver a los colibríes
perseguirse y amontonarse en los bebederos haciendo piruetas y brillando bajo
el sol es algo hipnotizante.
De ahí seguimos hacia la montaña, donde hay
una tirolesa y que es centro de atracción, en el camino vimos algunos tucanes,
tucanetas, un bienparado sureño y muchas otras especies pequeñas, encontramos
también un lugar que sirve como área de observación del Gallito de las rocas
andino, pero está en propiedad privada y los precios que maneja son para
gringo.
La lluvia nos alcanzó y la disfrutamos como
niños. Volvimos al pueblo y tomamos nuestras cosas para partir
rumbo a la Capital. De la terminal del sur a al del norte y de ahí saldríamos esa misma tarde con rumbo a Tulcan en la
frontera con Colombia.