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Palacio Salvo desde la Plaza de la Independencia |
Gualeguaychú
hace frontera con Uruguay, de hecho es famosa porque durante un tiempo cerraron
el puente internacional por el asunto de las papeleras, cada año se conmemora
esa lucha con una marcha al puente. Pero eso es solo para ponernos en contexto.
Decidimos irnos a Montevideo de “ride”, “aventón”, “autostop” o como dicen acá
“a dedo”. Salimos temprano, caminamos un poco afuera de la ciudad y nos paramos
al lado de un centro comercial, el tercer vehículo que pasó nos llevó, una
camioneta que iba solo hasta el puente, así que ahí tuvimos que pasar caminando
la fiscal antes del puente, por el puente no se puede cruzar caminando, hay que
hacerlo en vehículo, probablemente es una medida de seguridad, porque es
larguísimo y altísimo. No corríamos con suerte, porque todos los camioneros
estaban parados y los vehículos particulares no nos prestaban la menor
atención. De pronto pasó la porra de Racing que iba a ver un partido de la copa
libertadores contra Wanderers (allá en Montevideo). Estábamos desanimándonos
ya, cuando un BMW se para enfrente de nosotros, el hombre se baja y empieza a
mirar debajo de su carro, le pregunto ¿puedo ayudarle con algo? – una tolva de
plástico arrastraba contra el suelo – conseguimos unos alambres, un par de
agujeritos y ¡listo! teníamos nuestro viaje hasta… …Fray Bentos. Cruzamos la aduana, esta
aduana es curiosa porque están juntas, y el sello de salida de una sirve como
entrada a la otra (nación). Ya la barra de Racing ya tenía su fiesta, unas 8hrs
antes del partido.
El del BMW nos bajó en la entrada de Fray Bentos, de ahí esperamos poco hasta
que un camionero argentino se paró y nos levantó, advirtiéndonos que solo iba
hasta Cardona. Aquí me gustaría mencionar que la distancia entre Fray Bentos y
Montevideo es de alrededor de 300 km, Cardona está en un punto intermedio a
180km de Montevideo. El camionero nos iba contando de como estaba la movida en
Uruguay, de cuan caro era y que él era fan de Independiente. Todo esto mientras
íbamos por la carretera semidesierta, unas cabañitas por allá, todas lejos del
camino entre llanuras casi sin árboles, la carretera es, por cierto estrecha y
los principales usuarios eran los camiones que llevaban madera para las
papeleras. Nos bajamos en Cardona y al poco tiempo descubrimos que por el
horario y la ubicación del pueblo no tendríamos más remedio que tomar el
autobús a Montevideo.
Ahí en
Cardona pareciera que el tiempo se detuvo, la gente es grande, el pueblo es
pequeño y los edificios son antiguos, charlamos con unos ancianos que curiosos
nos preguntaban sobre México, nos hablaban de María Felix, de Miguel Aceves
Mejía y otros personajes de la época, también nos hablaban de la política de su
país, eran un poco reaccionarios. Salimos a las 6:00pm a Montevideo y llegamos
alrededor de las 9:00pm, el costo $250 por persona. Llegamos a la central y ahí
con lo cansados buscamos el primer hotel para quedarnos, un lugar limpio y
familiar, alrededor de 50dls por pareja por noche. Lo bueno es que había donde
cocinar, y al poco momento descubrimos lo cara que es la comida en este país.
Un kg de huevo estaba en un aproximado de 3dls, tomate ni pensarlo. Cenamos
solo huevo con cebolla.
Tempranito
al día siguiente salimos a andar el Centro, tomamos un urbano y nos llevó
directo a la Plaza de la Independencia, donde están los restos del Gral.
Artigas (que fueron traídos desde el Paraguay). De ahí uno comienza a caminar
por las peatonales entre casonas viejas y restauradas, cafés, restaurantes,
museos, antiguos y mercados callejeros donde se venden cosas muy antiguas. No vi
a nadie fumando marihuana, pero en cambio si encontré alguno que otro mexicano
vendiendo artesanía nacional por acá. Fuimos al mercado del puerto, que es una
de las atracciones del casco antiguo, sin embargo como era de esperarse, los
menús estaban bastante por encima de nuestro presupuesto. Luego enfilamos hacia
la escollera y la rambla, pero la verdad es que entre las calles más alejadas
se veía algo inseguro, mucha gente con actitudes sospechosas, así que no
pasamos mucho tiempo por ahí. Entramos a la embajada de México (casi casi para
pedir repatriación, jaja) y luego pasamos por el “café Brasilero” donde Eduardo
Galeano solía asistir. Cambiamos algunos pesos por dólares para nuestro regreso
a la Argentina.
El ambiente
en general se siente de otro tiempo, muy tranquilo, apacible, la gente vestida
de saco y boina, caminando despacio, cada quien a su ritmo, eso sí, el costo de
vida alto, más alto que en el resto de los países de sudamérica. Al caer la
tarde decidimos volver caminando al hotel para conocer mejor. Las avenidas
llenas de arboles otoñales daban un espectáculo casi romántico. En la terminal
no había boletos de vuelta a la frontera la mañana siguiente, así que compramos
uno para las 2am, volvimos al hotel, medio dormimos ahí y en la madrugada emprendimos
la vuelta a la Argentina.
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Pidiendo "aventón" |
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Viendo pasar el tiempo en Cardona |
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Ancianos tomando el sol en Cardona |
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Artigas |
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mausoleo a Artigas |
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Peatonal de la calle Sarandí |
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Mercado de antigüedades en la Plaza Constitución |
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Mexicano artesano en Uruguay |
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Museo de Mayo |
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mercado del puerto |
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Bicicleta de madera |
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Rumbo al Mercado del Puerto |
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Esperando la vendimia |
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Edificios en ruinas del centro |
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Café Brasilero, donde Galeano solía frecuentar |
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Teatro Solis |
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Vista de la Plaza de la Independencia |
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Adornado del Edificio Salvo |
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A falta de puentes, una fuente para los enamorados |
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grandes avenidas de Montevideo |
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Rio Uruguay |
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