Mis pies vuelven a pisar este
suelo después de seis años. Venimos de Copacabana, y mientras sorteamos un
tráfico infernal al fin comenzamos a descender de “El Alto” y el Misti, ese
gigante adusto y estoico, se muestra con su traje de nieve, como contemplando
indiferente el bullicio que hierve allá abajo, en la capital de nación más alta
del mundo.
En estos días hay carnavales y
la caótica “La Paz” está más excitada que nunca. Nos bajamos en la terminal del
cementerio, porque llegar hasta la terminal oficial es casi imposible debido al
tumulto de vehículos y gentes apelmazadas unos a otros. Lo primero que noto al
comenzar a andar la ciudad es el entramado de cables que pasan por encima de
los techos de lámina y teja. Es el nuevo sistema de “Teleférico” que hace que
esta parezca una ciudad en los Alpes Suizos y no en los Andes Bolivianos.
Entre el mar de gente
apretujada entre los puestos ambulantes comenzamos a andar en busca de un
hostal. Como ya había comentado, los precios son mayores que antes, pero siguen
siendo los más baratos de Sudamérica (y tal vez del continente). Cuando al fin
encontramos uno accesible y me dispongo a pagar, busco entre los bolsillos
vacíos de mi pantalón, de mi chaqueta de mezclilla y solo encuentro unas
monedas… …alguien me ha sacado la
cartera con las tarjetas de banco y $1,500 (mexicanos). Ahí comenzó la aventura
de intentar llamar a un centro bancario en el extranjero desde Bolivia, lo cual
desde los hoteles y desde las cabinas telefónicas es prácticamente imposible.
Al final tuve que recurrir a la embajada mexicana, donde me facilitaron el
teléfono y al final pude cancelarlas.
Una noche y un día y medio duró la
angustia, la cual tuvo su dosis de adrenalina cuando tuve que ir hasta la
embajada que está en un sector de la ciudad muy alejado del centro y con el
caos del carnaval, parecía una aventura propia de indiana jones o alguno de
esos superhérores de Hollywood.
En el Carnaval todo mundo se
vuelve igual, todos beben, todos ríen, todos bailan, algunos lloran. Es toda
una experiencia, acá el carnaval tiene un aire muy diferente a lo que se vive
en Brasil. No es difícil ver a las “mamis”, estas señoras líderes de familia,
con sus vestidos de muchas capas, siempre tan serias y ecuánimes, perder la
compostura por el alcohol, llorando las penas en el hombro de algún compañero o
compañera de bebida, o bailando eufóricas las cumbias andinas. Estos días todo
se vale, la ley interviene solo en las situaciones más indispensables, pero en
la calle es común ver gente orinando (hombres y mujeres), muestras de afecto
extremo, algunas peleas y sobre todo mucha fiesta, mucho alcohol, mucho baile.
No pudimos visitar mucho en La
Paz porque al ser feriados hubo como 5 días de asueto, solo un día tuvimos
oportunidad de visitar dos museos; el museo de Arte Municipal y El Museo de
Arte Moderno de La Paz, es realmente gratificante encontrarse obras de alta
calidad. Salí muy satisfecho de ambos.
No pudimos hacer madonnari,
pero uno de los días nos integramos con una comparsa del carnaval, nos pintamos
de muerte y de catrina, bailando y bebiendo.
El Valle de la Luna
Un día decidimos ir al Valle
de la Luna, una región de roca sedimentaria, muy erosionada, con formas que
asemejan una catedral gótica. En el centro es fácil encontrar compañías
turísticas que ofrecen tours al Valle de la Luna y Chacaltaya. Nosotros
decidimos irnos en colectivo y taxi, nos salió como en 1/3 del costo turístico.
El lugar vale mucho el esfuerzo y el costo de entrada es algo así como 15
Bolivianos.
El Paseo en el Teleférico
La Paz en la actualidad tiene
3 líneas de teleférico y se proyecta la construcción de 6 líneas más. Le da un
rostro muy moderno a la ciudad y sobre todo la utilidad que presta a sus
ciudadanos es muy valiosa. Al ser la ciudad un valle accidentado, ir de un punto
de la ciudad a otro puede resultar toda una proeza física considerando la
altitud de 3000 metros sobre el nivel del mar, donde el oxígeno escasea. Pues
nos decidimos y tomamos una fila rápida, por 3 bolivianos uno toma un paseo,
que lo lleva del centro a la parte más alta de la ciudad. Debo confesar que
tuve un poco de miedo, pues es altísimo y muy inclinado. Ver la ciudad a vista
de pájaro es una delicia, todos los techos, las casitas de color ladrillo, con
seguridad muchos perdieron intimidad, pues los viajantes pueden ver con cierto
detalle lo que sucede en los patios, balcones y azoteas, sin embargo la ayuda
para los transeúntes debe ser incalculable.
Tiwanaku
En los viajes anteriores a La
Paz dejé esto pendiente, pero se le llegó la hora. Después de investigar un
poco, descubrimos que se podía ir a Tiwanaku, con unas combis que te llevan, te
esperan y te traen de regreso. Salen de una base cerca del mercado de las
tejas.
Después de casi dos horas de
viaje llegamos al centro arqueológico de Tiwanaku, el mayor centro de la
cultura que lleva este mismo nombre. No me adentraré en detalles históricos o
arqueológicos, porque no soy experto en la materia y ese no es el objetivo del
blog. Diré en cambio que la entrada para extranjero cuesta alrededor de $90
Bol, si entre varios se reúnen, se puede (y se recomienda) conseguir un guía
para explicar la parte interior del centro.
Se erige en la puna, en
antiquísimas márgenes del lago Titicaca. Dentro del centro hay algunas
construcciones que son interesantes, aunque por su tamaño no sorprenden,
debemos tomar en cuenta que vemos solo los restos, pues la ciudad fue destruida
durante la conquista española. Con todo y eso, es posible sentir una “energía
diferente” en este lugar. Entre otras estructuras se pueden observar algunas
estelas, la Puerta del Sol que es el símbolo de este lugar, ahí me enteré que
esta cultura utilizaba “remaches” de bronce para unir las estructuras de
piedra, toda una innovación. Ya en los museos del interior del parque se puede
observar la estela mayor, que es una estructura muy similar a los atlantes de
tula (en Hidalgo, México), pero de un tamaño mucho mayor. La similitud entre
ambos es simplemente increíble ¿Qué tan grande sería el contacto entre estas
culturas del norte y del sur del continente?
Unas nubes obscuras y pesadas
se cernían sobre el valle, la lluvia muy apenas nos dejó subirnos a la combi,
en la carretera el granizo se agolpaba sobre la cuneta y el páramo que tiritaba
emblanquecido.
Un día, sin más nos fuimos de
La Paz, pero algo me dice que volveremos a la plaza de san francisco, al
mercado de las brujas y darle de comer al mar de palomas de la plaza Trujillo.
Ehecatzin.
La Paz "Moderna" |
Bolivia manifestando su apoyo a los estudiantes de Ayotzinapa |
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El auto que hace años cayó al barranco y quedó atrapado entre los pliegues del sedimento ¿para siempre? (los ocupantes porsupuesto no sobrevivieron al salto). otro de los atractivos del Teleférico. |
La famosa puerta del sol |
Si observan bien, descubrirán elefantes en la escultura ¿donde los verían los Tiwanaku? |
Cabeza de humanoide ¿extraterrestre? jeje en la cripta de las cabezas. |
Cruz precolombina |
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Tormenta que viene amenazando los cultivos |
Socializando en el Carnaval, como dirían en México: "echando el chal" |
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